Elsa Muro: Maduro, la fe, los abuelos y la juventud

Elsa Muro: Maduro, la fe, los abuelos y la juventud

La desesperación del gobierno es grande, la inquietud de los capitostes del chavismos expoliador, no del llamado histórico, que ahora son considerados traidores, de los adláteres serviles del madurismo insurgente, es simplemente patética.

No solo ponen a bailar, saltar y hacer maromas, que rayan en lo tragicómico a un candidato cuya soledad es tan grande como su humanidad.
Manipulan la esperanza de los venezolano y de muchos creyentes del mundo por ver definitivamente en los altares al Dr. José Gregorio Hernández.





Van en caravana de olvido a Isnotú, para intensificar con fines electoreros desesperados la burla a la fe de millones de católicos.
Crean un forma de expoliar disfrazada de tributos, dizque para proteger a los viejitos, sus pensiones y su comprometido presente alejando de un corto futuro llenos de incertidumbre.

Los engañan con una mayor bienestar, abusan de su nobleza llevándolos a bailar en Los Roques para presentarlos como trofeos de campaña.
Crean un ministerio sin objetivos, misión y visión.

Atemorizan a las empresas ya no con los tributos tradicionales, sino para verificar si declararon y pagaron una cuota, que de aceptarse su legalidad, debió pagarse a partir de julio y no de junio, como ahora pretende Maduro, el candidato solitario, quien se regocija públicamente, que la sacudida al ya seco flujo de caja de las empresas, salió mejor de lo que esperaba.

Nos referimos a la contribución especial supuestamente para fondear las pensiones ante la amenaza imperialista.

Ya se tiene dinero para esta campaña, para seguir jugando insolente e indolentemente con la fe de los venezolanos, los abuelitos y los jóvenes.

No tienen nada que ofrecer, no tienen nada con que enganchar, queman generaciones de jóvenes que pudieran rescatar el “legado” de Chávez con una visión más renovada y creíble como la de Héctor Rodríguez, tan gerente y efectivo como antipático, pero con potencial para convocar a los jóvenes chavistas que ven sus posibilidades de liderazgo a merced de los antojos de los hermanos Rodríguez, de Cabello, de los hermanos Flores, de los propios hermanos Chávez, y de otros hijos únicos que pululan por ahí.

Maduro es “un pobre solitario en el poder”.

Elsa Muro